jueves, 14 de marzo de 2019

Psicología Social



La psicología social

La psicología social es una rama de la psicología que examina los procesos de índole psicológica que influencian la forma en que se desempeña una sociedad, así como la manera en que se llevan a cabo las interacciones sociales. En suma, son los procesos sociales los que afinan la personalidad y las características de cada individuo.

También se suele figurar a la psicología social como la ciencia que indaga acerca de los fenómenos sociales, tratando de esclarecer las leyes y principios por los que se rige la convivencia entre personas. Así pues, esta rama de la psicología se encarga de investigar las distintas organizaciones sociales, intentando extraer patrones de conducta de las personas que conforman el grupo, sus roles y el conjunto de situaciones que modulan su comportamiento.

Según Bertrand Regader en la página Psicología y mente, Los objetos de estudio de la psicología social son: la influencia de las relaciones sociales sobre la conducta y los estados mentales de las personas. Una de las teorías clave en esta disciplina es la del interaccionismo simbólico. Uno de sus antecesores, George H. Mead, desarrolló un profundo estudio sobre lenguaje, gestos y conducta, como productos de las relaciones interpersonales que permiten la vida en comunidad y, concretamente, sus interacciones personales cara a cara.

Obviamente, en nuestras sociedades existen organizaciones e instituciones constituidas alrededor de ciertos condicionantes socioculturales que son un producto de la interacción entre personas. Siendo así, no es difícil imaginar que existe una conciencia colectiva que nos facilita la comprensión de estas articulaciones sociales.


La psicología social, pues, estudia los procesos psicológicos y sociales observables, cosa que nos ayuda a entender cómo actuamos los individuos cuando formamos parte de grupos o sociedades. La psicología social también engloba el estudio de las actitudes personales y la influencia (bidireccional) con el pensamiento social.

Su enfoque particular está encaminado hacia la comprensión de la conducta social, sobre la base del proceso de influencia social. El carácter distintivo de la psicología social es que surge de dos factores fundamentales: el interés en el individuo como participante social y la importancia que le atribuye a la comprensión de los procesos de influencia social. Sobre la base del proceso de influencia social de fenómenos tales como la conformidad, el liderazgo, el prejuicio, la moral colectiva y el conflicto intergrupal.



Procesos fundamentales que estudia la psicología social
Según Weber (1937) Son los procesos que se desempeñan a partir del comportamiento humano en su interacción con los diferentes medios sociales. La acción humana es social y psicológica siempre que los sujetos dela acción incorporen en ella un sentido subjetivo, esto es, los caracteres de una acción social se encuentran en la percepción y en la comprensión del sujeto de la conducta de los demás.

La acción humana del proceso pisco-social está estructurada de acuerdo a normas compartidas y aceptadas por los miembros de una colectividad. Tienen como un objetivo importante un ajuste personal para favorecer el acomodo del individuo a los modelos o normas de una sociedad.

Comunicación Humana
La Comunicación Humana ha sido un fenómeno muy estudiado por sus repercusiones
y consecuencias en el bienestar de las personas, así como en la construcción de su realidad e identidad personal. Hasta los años cincuenta se entendía que la comunicación estaba compuesta por un emisor un receptor y un mensaje, y las dificultades en la comunicación se explicaban desde una óptica lineal, donde o bien había un emisor ignorante o mal intencionado, o un receptor que descifraba el mensaje de forma incorrecta, con lo cual, uno u otro eran responsables de los malentendidos y sufrimientos causados por la comunicación.

Fue a partir de los años cincuenta cuando investigadores como Gregory Bateson y Paul Watzlawick abordan las complejidades de la comunicación humana desde un enfoque sistémico, observando, sobre todo, los efectos que los diferentes patrones comunicacionales tenían en el comportamiento de las personas, incluso su relación con ciertas patologías. Para comprender la comunicación desde un punto de vista pragmático, es decir, desde sus efectos sobre la conducta humana, Watzlawick y Bateson entendieron la comunicación en el marco de las propiedades de los sistemas generales (Teoría General de Sistemas de von Bertalanffy). Estas son algunas de sus conclusiones:

El primer axioma de la comunicación dice que toda conducta es comunicación y toda comunicación es una conducta. Todo lo que hacemos y lo que no hacemos está dando una información. De esto se deriva el segundo postulado; Resulta imposible no comunicarse. Cuando alguien se mantiene mudo en una interacción está comunicando que no quiere comunicarse.

Las secuencias de comunicación no son “unidades anónimas en una distribución de frecuencia” Sino el material inseparable de un proceso cuyo orden e interrelaciones se dan a lo largo del tiempo.

Hablar de patrón de comunicación implica observar la repetición o redundancia de hechos en el tiempo y las reglas. Los patrones comunicativos obedecen a reglas. Las conductas de comunicación se dan en los sistemas humanos (familias, pareja, empresa, etcétera) y para comenzar a comprender toda la complejidad de la comunicación es necesario definir primero qué tipo de reglas gobiernan estos sistemas. En algunas familias, por ejemplo, existen comunicaciones prohibidas. Esto ocurre cuando nadie puede manifestar contenidos referidos a emociones de tristeza, por ser considerados rasgos de debilidad.

La comunicación define la relación. Lo importante no es tanto el contenido del mensaje como el aspecto relacional, ya que la comunicación es la manera en la que dos o más personas “definen” la naturaleza de su vínculo.

Cada uno de los integrantes del sistema responde con su propia definición de la relación, que puede confirmar, rechazar o modificar la del otro. Tal proceso es de suma importancia pues en una relación estable no puede quedar fluctuante o sin resolver la definición del vínculo.

El proceso constructivo de las relaciones se basa en la reactualización de las definiciones, es decir, en la capacidad del sistema en que dichas relaciones se encuentren inscritas (pareja, grupo ideológico…) para aceptar las opiniones disidentes de dicha norma sin que se destruya la relación. En toda comunicación los participantes ofrecen definiciones de la relación. Lo importante no es solo lo que se dice si no toda la comunicación no verbal.

La comunicación influye en la identidad. Los sistemas, por ejemplo, una familia, se inscriben en otros sistemas más amplios (el barrio, el colegio) con los cuales intercambian mensajes comunicacionales (verbales y no verbales) a través de los cuales obtienen la confirmación o la desconfirmación como identidad.

Podemos pensar en una familia excluida de la norma social imperante (ideario social, prejuicio) por algún particularismo que no se ajuste a dicha norma, como podría ocurrirle a una familia inmigrante, grupos excluidos, etcétera. Todos estos hechos influyen en la manera en que esa familia se vea a sí misma y por lo tanto en su forma de relacionarse tanto con el mundo como entre sus miembros.

Las secuencias de intercambio en una comunicación no pueden entenderse de manera aislada. Cuando esto se hace solo se está viendo una parte de la realidad que nos lleva al pensamiento lineal causa-efecto que generalmente es sesgado y contiene un juicio de valor.

Si digo que Pepe siempre se enfada porque Luisa no le contesta solo estoy viendo una parte del patrón comunicacional. Las relaciones unilaterales, A afecta a B, pero no viceversa, está en contradicción con el principio de totalidad, que describe cómo las partes de un sistema están interrelacionadas de tal forma que todo cambio en una de ellas provoca un cambio en todas las demás, y viceversa.

Debido a este principio no podemos entender las secuencias comunicacionales en un patrón de causalidad unilateral, ya que tal secuencia es en realidad circular. Las comunicaciones se retroalimentan, es decir, cada una es, a la vez,  estímulo y respuesta de la otra.

Con los estudios en cibernética, biología y psicoterapia que dieron origen al Enfoque Sistémico se ha comprobado que las relaciones se inscriben en un patrón circular altamente complejo que constituye un fenómeno muy distinto de las nociones causales más simples y ortodoxas hasta ahora mantenidas por la ciencia.

La realidad es que la visión causal quedó en cuestionamiento al comprobar que los resultados de una interacción humana no están determinados tanto por las condiciones iniciales como por la naturaleza del proceso o los parámetros (reglas) del sistema. Idénticos resultados pueden tener orígenes distintos porque lo decisivo es la naturaleza de la organización.

La conducta de los sistemas implica independencia de las condiciones iniciales. Condiciones iniciales distintas pueden dar iguales resultados y condiciones iniciales iguales pueden dar distintos resultados. O dicho de otro modo, lo que condiciona un resultado comunicacional es la naturaleza del sistema, que se sustenta sobre las reglas que lo definen.

En una secuencia comunicacional todo intercambio de mensajes disminuye el número de movimientos siguientes posibles. Los mensajes manifiestos intercambiados se vuelven parte del contexto interpersonal particular y ejercen limitación en interacciones posteriores. Muchos de los sufrimientos de los seres humanos vienen motivados por la ceguera de la totalidad del patrón.

Socialización
Se denomina socialización o sociabilización al proceso a través del cual los seres humanos aprenden e interiorizan las normas y los valores de una determinada sociedad y cultura específica. Este aprendizaje les permite obtener las capacidades necesarias para desempeñarse con éxito en la interacción social.

Según la Facultad de Filosofía “UNE” la socialización es el proceso por el que un individuo se hace miembro funcional de una comunidad, y asimila la cultura que le es
propia. Recibe de esta forma el saber (sobre todo normas y valores del grupo), la habilidad (fundamentalmente para realizar el rol) y la motivación para sus distintas actividades.
La socialización es un proceso de influjo mutuo entre una persona y sus semejantes, un proceso que resulta aceptar las pautas de comportamiento social y de adaptarse a ellas. Esto no implica que la persona deje de ser un individuo. De la misma manera que no se puede decir que una persona se hace humana porque aprende a usar de su inteligencia, así tampoco se tampoco se puede decir que una persona se hace social porque aprende la manera de tratar con otras personas. El ser humano es una persona social desde que comienza a existir, pero a lo largo de su vida está sujeto a continuos cambios y adaptaciones. Este desarrollo se observa no sólo en las distintas etapas entre la infancia y la vejez, sino también en personas que cambian de una cultura a otra, o de un status social a otro, o de una ocupación a otra. La socialización se puede describir desde dos puntos de vista: objetivamente, a partir del influjo que la sociedad ejerce en el individuo, y subjetivamente, a partir de la respuesta o reacción del individuo a la sociedad.
Objetivamente la socialización es el proceso por el que la sociedad transmite su cultura de generación en generación y adapta al individuo a las formas aceptadas y aprobadas de la vida social organizada. La función de la socialización consiste en desarrollar las habilidades y las disciplinas de que tiene necesidad el individuo, en infundirle las aspiraciones, las valoraciones y el plan de vida que posee esa sociedad particular, y especialmente en enseñarle las funciones sociales que deben desempeñar los individuos en la sociedad.
Subjetivamente, la socialización es un proceso que se desarrolla en el individuo mientras éste se va adaptando a la gente que le rodea. La persona adopta los hábitos de la sociedad en que vive. Ya desde la infancia se va adaptando gradualmente a la sociedad. Es muy importante observar que una persona no se socializa en una forma casual, universal, resultando algo así como un ciudadano del mundo o sencillamente un miembro de la sociedad humana. Este proceso convierte a la persona en un inconfundible americano, mejicano, francés, o lo que sea.

Construcción de la identidad
Por identidad se entiende las características que posee un individuo, mediante las cuales es conocido. Sin desconocer los aspectos biológicos que la conforman, buena parte de la identidad personal la formamos a partir de las interacciones sociales que comienzan con la familia, en la escuela y con la gente que se conoce a lo largo de la vida. La identidad así construida va a influir en la manera como actuamos en el mundo.
Las perspectivas sociológica y antropológica sobre la identidad centran su atención en el punto de vista de los actores sociales sobre sí mismos; de ahí que conciban a la identidad como una construcción subjetiva, determinada por el contexto social; por ello consideran que los mecanismos a través de los cuales se construye la identidad no son siempre los mismos.

En efecto, se plantea que mientras en la sociedad tradicional, caracterizada por la homogeneidad social, es posible que los sujetos internalicen la estructura de significados presupuestos y compartidos colectivamente, y que dan sentido a las interacciones de la vida cotidiana, bajo un solo referente como la religión; en las sociedades modernas esto cambia, debido a que los sujetos pertenecen a una diversidad de grupos, son miembros de una familia, de un grupo escolar, de un club, de un grupo religioso, de un partido político. Esta pluralidad de pertenencias sociales complica la construcción de la identidad colectiva, no sólo por la creciente complejidad de las relaciones sociales, sino que los sujetos tienen frente a sí un abanico de repertorios culturales; algunos de los cuales coinciden, otros se contradicen. Los agentes a través de los cuales se transmiten esos repertorios son también múltiples, por lo que el proceso de internalización se complica aún más.

A lo largo de su vida los individuos van aprendiendo el bagaje cultural que requieren para vivir en sociedad, que incluye roles, actitudes, comportamientos proporcionados por los diferentes agentes de socialización, teniendo en los primeros años de vida a la familia aunque hoy sea en forma parcial, como el primer grupo de referencia;
posteriormente van apareciendo otros agentes que actualmente han cobrado mayor importancia que la propia familia como son la escuela, los medios de comunicación, en particular la televisión, los grupos de amigos, la religión, los clubes deportivos, etcétera. Así, a través de todos estos agentes, los individuos van adquiriendo un cúmulo de conocimientos necesarios para convivir con los integrantes de su grupo y con los otros.


por: Yildania Cuesta Martínez y Willi Pinales Diprè