La psicología social
La psicología social es una rama de la psicología que examina
los procesos de índole psicológica que influencian la forma en que se desempeña
una sociedad, así como la manera en que se llevan a cabo las interacciones
sociales. En suma, son los procesos sociales los que afinan la personalidad y
las características de cada individuo.

Según Bertrand Regader en la página Psicología y mente, Los
objetos de estudio de la psicología social son: la influencia de las relaciones
sociales sobre la conducta y los estados mentales de las personas. Una de las
teorías clave en esta disciplina es la del interaccionismo simbólico. Uno de
sus antecesores, George H. Mead, desarrolló un profundo estudio sobre lenguaje,
gestos y conducta, como productos de las relaciones interpersonales que
permiten la vida en comunidad y, concretamente, sus interacciones personales
cara a cara.
Obviamente, en nuestras sociedades existen organizaciones e instituciones
constituidas alrededor de ciertos condicionantes socioculturales que son un
producto de la interacción entre personas. Siendo así, no es difícil imaginar
que existe una conciencia colectiva que nos facilita la comprensión de estas
articulaciones sociales.
La psicología social, pues, estudia los procesos psicológicos y sociales
observables, cosa que nos ayuda a entender cómo actuamos los individuos cuando
formamos parte de grupos o sociedades. La psicología social también engloba el
estudio de las actitudes personales y la influencia (bidireccional) con el
pensamiento social.
Su enfoque particular está encaminado hacia la comprensión
de la conducta social, sobre la base del proceso de influencia social. El carácter
distintivo de la psicología social es que surge de dos factores fundamentales:
el interés en el individuo como participante social y la importancia que le
atribuye a la comprensión de los procesos de influencia social. Sobre la base
del proceso de influencia social de fenómenos tales como la conformidad, el
liderazgo, el prejuicio, la moral colectiva y el conflicto intergrupal.
Procesos
fundamentales que estudia la psicología social
Según Weber (1937) Son los procesos que se desempeñan a
partir del comportamiento humano en su interacción con los diferentes medios
sociales. La acción humana es social y psicológica siempre que los sujetos dela
acción incorporen en ella un sentido subjetivo, esto es, los caracteres de una acción
social se encuentran en la percepción y en la comprensión del sujeto de la
conducta de los demás.
La acción humana del proceso pisco-social está estructurada
de acuerdo a normas compartidas y aceptadas por los miembros de una colectividad.
Tienen como un objetivo importante un ajuste personal para favorecer el acomodo
del individuo a los modelos o normas de una sociedad.
Comunicación Humana
y consecuencias en el bienestar de las personas, así como en
la construcción de su realidad e identidad personal. Hasta los años cincuenta
se entendía que la comunicación estaba compuesta por un emisor un receptor y un
mensaje, y las dificultades en la comunicación se explicaban desde una óptica
lineal, donde o bien había un emisor ignorante o mal intencionado, o un
receptor que descifraba el mensaje de forma incorrecta, con lo cual, uno u otro
eran responsables de los malentendidos y sufrimientos causados por la
comunicación.
Fue a partir de los años cincuenta cuando investigadores
como Gregory Bateson y Paul Watzlawick abordan las complejidades de la
comunicación humana desde un enfoque sistémico, observando, sobre todo, los
efectos que los diferentes patrones comunicacionales tenían en el
comportamiento de las personas, incluso su relación con ciertas patologías.
Para comprender la comunicación desde un punto de vista pragmático, es decir,
desde sus efectos sobre la conducta humana, Watzlawick y Bateson entendieron la
comunicación en el marco de las propiedades de los sistemas generales (Teoría
General de Sistemas de von Bertalanffy). Estas son algunas de sus conclusiones:
El primer axioma de la comunicación dice que toda conducta
es comunicación y toda comunicación es una conducta. Todo lo que hacemos y lo
que no hacemos está dando una información. De esto se deriva el segundo
postulado; Resulta imposible no comunicarse. Cuando alguien se mantiene mudo en
una interacción está comunicando que no quiere comunicarse.
Las secuencias de comunicación no son “unidades anónimas en
una distribución de frecuencia” Sino el material inseparable de un proceso cuyo
orden e interrelaciones se dan a lo largo del tiempo.
Hablar de patrón de comunicación implica observar la
repetición o redundancia de hechos en el tiempo y las reglas. Los patrones
comunicativos obedecen a reglas. Las conductas de comunicación se dan en los
sistemas humanos (familias, pareja, empresa, etcétera) y para comenzar a
comprender toda la complejidad de la comunicación es necesario definir primero
qué tipo de reglas gobiernan estos sistemas. En algunas familias, por ejemplo,
existen comunicaciones prohibidas. Esto ocurre cuando nadie puede manifestar
contenidos referidos a emociones de tristeza, por ser considerados rasgos de
debilidad.
La comunicación define la relación. Lo importante no es
tanto el contenido del mensaje como el aspecto relacional, ya que la
comunicación es la manera en la que dos o más personas “definen” la naturaleza
de su vínculo.
Cada uno de los integrantes del sistema responde con su
propia definición de la relación, que puede confirmar, rechazar o modificar la
del otro. Tal proceso es de suma importancia pues en una relación estable no
puede quedar fluctuante o sin resolver la definición del vínculo.
El proceso constructivo de las relaciones se basa en la
reactualización de las definiciones, es decir, en la capacidad del sistema en
que dichas relaciones se encuentren inscritas (pareja, grupo ideológico…) para
aceptar las opiniones disidentes de dicha norma sin que se destruya la
relación. En toda comunicación los participantes ofrecen definiciones de la
relación. Lo importante no es solo lo que se dice si no toda la comunicación no
verbal.
La comunicación influye en la identidad. Los sistemas, por ejemplo,
una familia, se inscriben en otros sistemas más amplios (el barrio, el colegio)
con los cuales intercambian mensajes comunicacionales (verbales y no verbales)
a través de los cuales obtienen la confirmación o la desconfirmación como
identidad.
Podemos pensar en una familia excluida de la norma social
imperante (ideario social, prejuicio) por algún particularismo que no se ajuste
a dicha norma, como podría ocurrirle a una familia inmigrante, grupos
excluidos, etcétera. Todos estos hechos influyen en la manera en que esa
familia se vea a sí misma y por lo tanto en su forma de relacionarse tanto con
el mundo como entre sus miembros.
Las secuencias de intercambio en una comunicación no pueden
entenderse de manera aislada. Cuando esto se hace solo se está viendo una parte
de la realidad que nos lleva al pensamiento lineal causa-efecto que
generalmente es sesgado y contiene un juicio de valor.
Si digo que Pepe siempre se enfada porque Luisa no le
contesta solo estoy viendo una parte del patrón comunicacional. Las relaciones
unilaterales, A afecta a B, pero no viceversa, está en contradicción con el
principio de totalidad, que describe cómo las partes de un sistema están
interrelacionadas de tal forma que todo cambio en una de ellas provoca un
cambio en todas las demás, y viceversa.
Debido a este principio no podemos entender las secuencias
comunicacionales en un patrón de causalidad unilateral, ya que tal secuencia es
en realidad circular. Las comunicaciones se retroalimentan, es decir, cada una
es, a la vez, estímulo y respuesta de la
otra.
Con los estudios en cibernética, biología y psicoterapia que
dieron origen al Enfoque Sistémico se ha comprobado que las relaciones se
inscriben en un patrón circular altamente complejo que constituye un fenómeno
muy distinto de las nociones causales más simples y ortodoxas hasta ahora
mantenidas por la ciencia.
La realidad es que la visión causal quedó en cuestionamiento
al comprobar que los resultados de una interacción humana no están determinados
tanto por las condiciones iniciales como por la naturaleza del proceso o los
parámetros (reglas) del sistema. Idénticos resultados pueden tener orígenes
distintos porque lo decisivo es la naturaleza de la organización.
La conducta de los sistemas implica independencia de las
condiciones iniciales. Condiciones iniciales distintas pueden dar iguales
resultados y condiciones iniciales iguales pueden dar distintos resultados. O
dicho de otro modo, lo que condiciona un resultado comunicacional es la naturaleza
del sistema, que se sustenta sobre las reglas que lo definen.
En una secuencia comunicacional todo intercambio de mensajes
disminuye el número de movimientos siguientes posibles. Los mensajes
manifiestos intercambiados se vuelven parte del contexto interpersonal
particular y ejercen limitación en interacciones posteriores. Muchos de los
sufrimientos de los seres humanos vienen motivados por la ceguera de la
totalidad del patrón.
Socialización
Se denomina socialización o sociabilización al proceso a
través del cual los seres humanos aprenden e interiorizan las normas y los
valores de una determinada sociedad y cultura específica. Este aprendizaje les
permite obtener las capacidades necesarias para desempeñarse con éxito en la
interacción social.

La socialización es un proceso de influjo mutuo entre una
persona y sus semejantes, un proceso que resulta aceptar las pautas de
comportamiento social y de adaptarse a ellas. Esto no implica que la persona
deje de ser un individuo. De la misma manera que no se puede decir que una
persona se hace humana porque aprende a usar de su inteligencia, así tampoco se
tampoco se puede decir que una persona se hace social porque aprende la manera
de tratar con otras personas. El ser humano es una persona social desde que
comienza a existir, pero a lo largo de su vida está sujeto a continuos cambios
y adaptaciones. Este desarrollo se observa no sólo en las distintas etapas
entre la infancia y la vejez, sino también en personas que cambian de una cultura
a otra, o de un status social a otro, o de una ocupación a otra. La
socialización se puede describir desde dos puntos de vista: objetivamente, a
partir del influjo que la sociedad ejerce en el individuo, y subjetivamente, a
partir de la respuesta o reacción del individuo a la sociedad.
Objetivamente la socialización es el proceso por el que la
sociedad transmite su cultura de generación en generación y adapta al individuo
a las formas aceptadas y aprobadas de la vida social organizada. La función de
la socialización consiste en desarrollar las habilidades y las disciplinas de
que tiene necesidad el individuo, en infundirle las aspiraciones, las
valoraciones y el plan de vida que posee esa sociedad particular, y
especialmente en enseñarle las funciones sociales que deben desempeñar los individuos
en la sociedad.
Subjetivamente, la socialización es un proceso que se
desarrolla en el individuo mientras éste se va adaptando a la gente que le
rodea. La persona adopta los hábitos de la sociedad en que vive. Ya desde la
infancia se va adaptando gradualmente a la sociedad. Es muy importante observar
que una persona no se socializa en una forma casual, universal, resultando algo
así como un ciudadano del mundo o sencillamente un miembro de la sociedad
humana. Este proceso convierte a la persona en un inconfundible americano,
mejicano, francés, o lo que sea.
Construcción de la identidad
Por identidad se entiende las características que posee un
individuo, mediante las cuales es conocido. Sin desconocer los aspectos
biológicos que la conforman, buena parte de la identidad personal la formamos a
partir de las interacciones sociales que comienzan con la familia, en la
escuela y con la gente que se conoce a lo largo de la vida. La identidad así construida
va a influir en la manera como actuamos en el mundo.
Las perspectivas sociológica y antropológica sobre la
identidad centran su atención en el punto de vista de los actores sociales
sobre sí mismos; de ahí que conciban a la identidad como una construcción
subjetiva, determinada por el contexto social; por ello consideran que los
mecanismos a través de los cuales se construye la identidad no son siempre los
mismos.

A lo largo de su vida los individuos van aprendiendo el
bagaje cultural que requieren para vivir en sociedad, que incluye roles,
actitudes, comportamientos proporcionados por los diferentes agentes de
socialización, teniendo en los primeros años de vida a la familia aunque hoy
sea en forma parcial, como el primer grupo de referencia;
posteriormente van
apareciendo otros agentes que actualmente han cobrado mayor importancia que la
propia familia como son la escuela, los medios de comunicación, en particular
la televisión, los grupos de amigos, la religión, los clubes deportivos,
etcétera. Así, a través de todos estos agentes, los individuos van adquiriendo
un cúmulo de conocimientos necesarios para convivir con los integrantes de su
grupo y con los otros.
por: Yildania Cuesta Martínez y Willi Pinales Diprè
Exelente!!
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